Aprender no es difícil:5 claves para estudiar lo que quieras
En la era en la que la evolución tecnológica avanza a pasos agigantados y a una rapidez descomunal, la necesidad de adquirir nuevos conocimientos se torna fundamental para poder aggiornarse tanto a los nuevos dispositivos electrónicos que hoy dirigen nuestra vida como a las oportunidades laborales que ofrece el mercado.
Sin embargo, como casi todas las creencias, esta teoría tiene a su vez una parte de verdad y otra parte de mito: lo cierto es que si bien a medida que vamos creciendo y más aún a través del proceso de escolarización nuestros procesos y mecanismos de aprendizaje van cambiando la forma en la que nos acercamos a lo nuevo dado que nos adaptamos a determinadas “instrucciones” y objetivos que las instituciones educativas nos imponen a la hora de enseñarnos, esto no significa que para aprender siempre debamos seguir estas mismas instrucciones que en muchos casos resultan poco prácticas y frustantes al punto de querer abandonar cualquier mínimo intento.
También es verdad que al crecer nuestro camino de aprendizaje se torna cada vez más dirigido hacia una cadena de objetivos más y más estrechos que hacen del aprender una carrera contra el tiempo en la que cada mínimo obstáculo, tan necesarios en este proceso, se vuelven una frustración o nos dan la sensación de no haber sido más que una pérdida de tiempo.
Pero para el chico, en cambio, aprender resulta tan natural que forma parte de su aventura diaria en el camino por descubrir el mundo que lo rodea: no hay obligación más que el deseo por conquistar nuevos superpoderes que le permitan dominar distintas aptitudes o comunicarse.
Para ellos cada nuevo obstáculo se convierte en un desafío y los errores se transforman en nuevas oportunidades que les permiten perfeccionar su técnica y acercamiento.
Por eso, a la hora de encaran una nuevo aprendizaje, comenzar un taller, o incluso cambiar de carrera hay algunos puntos acerca de cómo aprenden los más chicos que pueden resultar interesantes de considerar para sacarle el máximo provecho a la experiencia:
- 1- Despegate los prejuicios: a la hora de aprender los chicos no se detienen a juzgar si lo que están aprendiendo es adecuado para su edad o si está bien visto, simplemente absorben aquello que les interesa y descantan lo que no. Como adultos debemos despegarnos de la idea de que hay una edad derminada para apreder tal o cual cosa, para aprender no hay edad, no importa si tenés 20 o 95 años. Si querés aprender guitarra, tomate el tiempo y aprendé. Si querés estudiar una carrera y te preguntás “pero, ¿cuántos años voy a tener cuando termine la carrera si empiezo a esta edad?” la respuesta es: la misma edad que tendrías si no la hubieses empezado. El tiempo pasará de todas maneras queda en uno decidir qué hacer con èl.
- 2- Observá en detalle: si tenés un hijo, sobrino o te acordás de aquella época en la que vos mismo eras chico, recordarás que los niños observan y copian absolutamente todo y prestan atención hasta el más mínimo detalle emulando conductas, formas de actuar y maneras de maniobrar objetos, ya que a través de este mecanismo es como internalizan el mundo exterior, poniendo en práctica todo lo que observan.
- 3- No te dejes vencer por los errores ni las dificultades: cada vez que te caigas volvé a levantarte y seguí avanzando, sé consciente de que cada error es una nueva oportunidad de encarar el camino desde una nueva perspectiva con la sabiduría ganada de aquello que sirve y aquello que no. Como cuando aprendemos a gatear, cada resbalón es una nueva oportunidad de poner las manos en una posición más firme para seguir adelante.
- 4- No te olvides de recurrir a aquellas personas que te inspiran: cuando nos hacemos grandes, tal vez por vergüenza, tendemos a dejar olvidadas a aquellas personas que de chicos nos inspiraban y a las que queríamos parecernos. Todas esas personas tenían algún talento, hablidad o encanto que nos inspiraba y hacía que continuáramos practicando determinado instrumento o aprendiendo determinado idioma. Cuando sientas que el entusiamo en aquello que has emprendido comienza a decaer, recurrí a esas personas como fuente de inspiración para continuar avanzando.
- 5- Olvidate del qué dirán: cuando somos chicos aprendemos porque queremos hacer por nuestra propia cuenta todo lo que hacen los adultos y no prestamos demasiada atención a lo que piense nadie en especial. Aprendemos porque es divertido y porque queremos alcanzar nuestros propios objetivos. Cuando crecemos, no debería ser diferente. Si querés aprender chino porque te parece interesante como suena o te encanta la cultura china, hacelo. No importa qué piense la sociedad acerca de los beneficios o réditos que podría tener o no hacerlo. Lo importante es que te resulte útil y a gusto a vos, que serás quien pases tiempo practicándolo.
En conclusión: aprender es el camino más gratificante para conseguir una variedad inmensa de superpoderes. En el proceso, además, no sólo habremos de conseguir dominar más habilidades, sino que ganaremos amplitud y perspectiva mental, así como también confianza en nosotros mismos, en nuestra capacidad y por consiguiente mayor felicidad.
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